jueves, 12 de diciembre de 2013

REPORTAJE APARTHEID

REPORTAJE
EL APARTHEID EN SURAFRICA

Lamentablemente el racismo ha moldeado a las sociedades de hoy día. Dondequiera que existan diferencias, habrá miedo, intolerancia e injusticia y no tiene porqué ser así, ya que naturalmente todos los seres humanos son distintos unos a otros.
Todos los seres humanos se ven afectados por el prejuicio racial. Están acostumbrados a “prejuzgar” a las personas según sus características superficiales. No se toman el tiempo para conocer a alguien ni hablarle, sino que sacan conclusiones anticipadas sólo con ver a una persona.
Entre los síntomas del racismo se incluyen: miedo, intolerancia, separación, segregación, discriminación y odio. Hoy en día se han propuesto y decretado varias leyes para contrarrestar la enfermedad del racismo. En general éstas intentan que la sociedad se trate con respeto y dignidad, que exista el derecho  a la vida y la libertad. Leyes podrán existir y se podrán decretar muchas más, sin embargo, no se pueden controlar las emociones y miedos de las personas.
Asimismo, foros, alianzas e iniciativas siguen y seguirán formándose para promover la tolerancia y unidad en la población. El apartheid en Suráfrica es un claro ejemplo de manifestaciones de racismo, discriminación, xenofobia y de intolerancia. A pesar del sinnúmero de países que criticaban la posición de Suráfrica con sus leyes racialmente discriminatorias y actos violentos por parte de la policía, la implementación del Apartheid  seguía creciendo durante los años sesenta.
Miles de Africanos, de raza negra y asiáticos (3.5 millones para 1980), fueron despojados de lo que se llamaban “áreas blancas” y separados para darle campo a otros grupos raciales.  Las áreas a las que fueron trasladados, llamados hogares para negros, fueron declaradas independientes basándose en que la independencia económica o política tenía que ser un concepto viable, aún cuando estas áreas no eran consideradas habitables ya que no presentaban las condiciones necesarias. 
Ninguno de los cuatro hogares para negros declarados independientes recibió una forma de reconocimiento a nivel mundial. El Congreso Africano Nacional y el Congreso Pan Africano, tenían total y completamente prohibido operar en Suráfrica. Como consecuencia, llevaron a cabo actos violentos como demostración de que estaban en contra del apartheid.
Líderes de estos grupos fueron buscados, arrestados y encarcelados por traición. Nelson Mandela fue sentenciado en 1964 a cadena perpetua. A pesar de las crecientes críticas internacionales, el éxito del gobierno en capturar lo que eran sus enemigos, dio comienzo a un auge económico.
Atraídos por la aparente estabilidad económica del país, la inversión foránea en Suráfrica incrementó más del doble entre 1963-1972. La creciente inmigración aumentó la población blanca en más de un 50% durante el mismo periodo. El apartheid y la creciente economía parecían servir de base a todo esto.




En los setentas, muchas huelgas se llevaron a cabo y se esparcieron por todo el país. A los africanos les tenían prohibido establecer o formar parte de empresas; asimismo, no tenían líderes organizacionales para representar sus preocupaciones. Con miedo de la represión policial, los huelguistas decidieron no identificar públicamente a ninguno de sus líderes.   





A principios de 1990 el régimen surafricano era insostenible; había llegado el fracaso económico y la presión internacional por la violación de los derechos humanos más básicos era demasiada.  Así es como llega el entonces presidente De Klerk y anuncia en el Parlamento: “El tiempo de la violencia ha terminado, ha llegado finalmente la hora de la reconstrucción y la reconciliación”.
Es entonces como se disuelven gradual y formalmente las leyes del apartheid y se dan las bases para la fundación de un nuevo Estado surafricano. Esto dio inicio a arduas rondas de negociación entre el Partido Nacional (PN) y el Congreso Nacional Africano y las mismas se extienden durante más de 4 años.
El punto de partida dictaba que el 85% de la población, históricamente marginada y viviendo en condiciones de pobreza y pobreza extrema, ahora llevaría las riendas políticas del país.  Resumiendo, la clase políticamente dominante sería la población negra, mientras que aquella con poder económico seguiría siendo la población blanca.  Hoy en día esto se evidencia con una claridad alarmante.



A continuación se presentarán antecedentes del conflicto:
Segregación
La política gubernamental de la unión de África del Sur, no se desarrolló por si sola. Más bien en contra de las iniciativas políticas de los negros. 
La segregación y el apartheid nacieron, en gran parte, como una respuesta de los blancos a la creciente participación de éstos en temas políticos y económicos del país. A pesar de los esfuerzos del gobierno,  para contener la tradición y el retornar a las tribus, la población negra se integraba cada vez más a la sociedad urbana e industrializada del siglo 20 en África del Sur más que en ningún otro continente.



Una educada cantidad de clérigos, maestros, personas de negocios, periodistas y profesionales crecieron para ser una fuerza mayor en “la política de los negros”. La cristiandad y sus instituciones educacionales asociadas, tenían una influencia muy grande sobre la vida política Africana. Por otro lado, las iglesias separatistas, fueron uno de los primeros vehículos para la política asertiva africana. Mucha de la población negra peleaba por mantener acceso a las tierras rurales, causando un poderoso desafío al “estado blanco”. Muchas autoridades tradicionales llevaban a cabo huelgas contra las políticas manipulativas.
El Congreso Africano Nacional  conocido como ANC, por sus siglas en ingles (African National Congress), fue fundado en 1912 y se convirtió en la organización conformada por personas de color más importante. Autoridades tradicionales se juntaron y educaron a la clase élite de la población en causas comunes. En sus comienzos, la ANC, enfocaba sus esfuerzos mayormente en la protesta constitucional.


Apartheid
Después de la Segunda Guerra Mundial en 1948, el Partido Nacional (PN), ganó las elecciones. Esta vez venían con ideas más fuertes sobre el Apartheid e introdujeron un acercamiento más autoritario que aquel de otros partidos segregacionistas de gobiernos anteriores.
En 1943 se crea el Congreso Africano de Juventud Nacional, en donde se ven figuras líderes como la de Nelson Mandela, que inspiraría pelear por los derechos de los negros por muchas décadas. 
En 1949 el Congreso Africano Nacional comienza un programa de acción, en donde se expresaban contra las leyes creadas contra la población negra. El programa contenía, entre otros, el rechazo del dominio de las personas blancas. Todo esto en forma de protestas, huelgas y demostraciones públicas.
En 1961, el Partido Nacional, bajo el mandato del Primer Ministro HF Verwoerd, declaró a Suráfrica como una república después de ganar el referendo de “solo blancos” en cuanto a este tema. Una nueva moneda, una nueva bandera, himno y escudo fueron formalmente introducidas.
En muchos aspectos, el apartheid seguía, esta vez de una manera más sistemática y brutal. Pronto leyes prohibiendo intercambio sexual entre razas fueron decretadas. Por primera vez, la población negra, que siempre fue objeto de “discriminación informal” se vio ante leyes discriminatorias.
A mediados de 1950, el gobierno logra quitar el derecho de las personas negras a votar. También se reforzaron leyes que obligaban a la segregación residencial, en donde varias personas se vieron obligadas de dejar sus casas y los negros se vieron obligados a convivir en lo que llamaban “áreas para los de color”.
HF Verwoerd, respondía a todo esto basándose en un desarrollo separado, dividido étnicamente, cada quién en su región y con independencia y siguiendo modas y dictados del continente.
El área rural fue sobre poblada y la erosión de la tierra era exagerada. Tierras como Transkei, Bophuthatswana, Venda and Ciskei fueron declaradas como independientes. La comunidad de negros y muchas comunidades internacionales no estaban de acuerdo con esto, por consiguiente no reconocían estas áreas como independientes. Muchos de los lugares rurales, en donde habitaba gente de color, se usaban como botaderos de basura. Estas tierras se usaron como un medio para mantener a los negros fuera de África del Sur de los blancos.
Cientos de personas eran arrestadas o perseguidas bajo leyes, que cada vez eran más estrictas y se obligaba a cumplirlas. De mediados de 1960 hasta mediados de 1970, los números alcanzaban medio millón de encarcelados.
El comienzo del fin del apartheid
En 1980, Zimbabwe, un país ahora dirigido por un gobierno socialista que se oponía al apartheid,  se independiza. Suráfrica se encontró entonces rodeado de países que iban en contra de su política hostil y dispuesta a dar refugio a las fuerzas exiliadas del PAC y el ANC.
La oposición interna y externa fue incrementada en 1976, cuando la revuelta de Soweto comenzó como respuesta al abuso de los africanos. Lideradas por estudiantes de colegio, las protestas llevaron a semanas de caos y violencia en donde hubo marchas y boicots que dejaron más de 500 personas muertas, miles arrestadas y otras miles más buscando refugio afuera de África.
Con miedo a la inestabilidad política y económica creciendo en Suráfrica, muchos inversores foráneos comenzaron a sacar su dinero o moverlo a inversiones a corto plazo. La economía comenzó a decaer. Al ver esto, el gobierno permitió que los trabajadores negros establecieran uniones en 1979 como ofrenda de paz industrial. Este fue un paso crucial que señalaba la percepción de que el apartheid tenía que terminar.















El Régimen del Apartheid bajo el mando de P.W. Botha




Comenzando los ochentas, reformadores del Partido Nacional trataban de arreglar la estructura básica del apartheid. Preocupado con las tendencias demográficas, P.W. Botha condujo a su gobierno a implementar algunos arreglos constitucionales. Uno de éstos fue aquel que acogía el concepto de un gobierno multirracial, pero al mismo tiempo, reforzaba la idea de separación de razas.

La nueva constitución estableció tres casas de parlamento racialmente segregadas: para blancos, para la raza negra y para los asiáticos; sin embargo excluía a los de raza negra de la ciudadanía. Botha y sus aliados mantenían la esperanza que este cambio  le daría soporte al Partido Nacional entre Asiáticos y los de raza negra. De esta forma, dándole suficiente fuerza numérica para contrarrestar la creciente deserción.

Esta constitución implementada en 1984, lo único que hizo fue enojar a los afectados e hizo crecer la oposición al apartheid. Fue denunciado dentro y fuera de Suráfrica como anacronista, fuera de época, pasado de moda y reaccionaria. Los oponentes argumentaban que de ninguna manera esta nueva constitución los ayudaba, al contrario solo le daba más auge al apartheid.  Dentro de Suráfrica, las protestas contra el apartheid excedían por mucho los anteriores niveles de oposición. En muchos pueblos de raza negra, estaciones de policía y otros edificios de gobierno fueron destruidos, así como las casas de policías de raza negra y cancilleres del pueblo, quienes fueron denunciados como colaboradores del régimen del apartheid.

Las nuevas uniones comerciales negras tomaron un rol de liderazgo en la oposición, particularmente organizando huelgas y protestas que combinaban temas tanto políticos como económicos. El número de días de trabajo perdidos llegaban a más de 5.8 millones en 1987. Miembros armados del Congreso Nacional Africano y el Congreso Pan Africano infiltraron a Suráfrica desde sus bases en  Angola, Mozambique y Zimbabwe y llevaron a cabo una campaña de terrorismo. Con Suráfrica al borde de una guerra civil, el gobierno impuso una serie de estados de emergencia, utilizó la policía y el ejército contra los oponentes del apartheid y despacharon fuerzas militares que llevaron a cabo redadas hacia los países vecinos.

Aún cuando las acciones represivas del gobierno ayudaron a mantener el control a corto plazo, a largo plazo se volvieron en su contra. Las represiones de la policía, la brutalidad y las aventuras militares en Suráfrica,  solo aumentaron la condición social de paria de Sur África en el mundo político. Mientras los eventos llegaban a noticias internacionales y políticos a través del globo, los costos en Suráfrica por la condena internacional fueron difíciles de soportar. Inversores extranjeros se fueron del país y bancos internacionales reclamaron su dinero, el valor de la moneda de Suráfrica colapsó. El precio del oro cayó de maneras abruptas, la no participación económica internacional declinó y la inflación se hizo crónica.





















Las Reformas de De Klerk



En vista de tales sucesos, era más que claro para la mayoría de negociantes de Suráfrica y para la mayoría de los líderes del Partido Nacional, que el apartheid tenía que conllevar una reforma sustancial para que la prosperidad económica y estabilidad política retornaran. En 1989 una huelga hizo que Botha se resignara y renunciara a su puesto. Fue aquí cuando entra F.W. de Klerk, una persona que apoyaba fuertemente al apartheid, sin embargo era considerado como moderado dentro del Partido Nacional.
De Klerk se movió rápidamente y fue mucho más lejos que ningún otro político Africano que apoya al apartheid. En muchas ocasiones parecía que eran las situaciones que se vivían y no los individuos los que estaban forzando la paz y el cambio. En 1990, De Klerk liberó a Nelson Mandela después de haber estado por 27 años consecutivos en la prisión y anuló leyes de prohibición del Congreso Pan Africano, del Congreso Africano Nacional y otras organizaciones creadas ilegalmente en el pasado. 
Entre 1990-1991, reaccionando a demandas dentro y fuera de Suráfrica, de Klerk abolió las leyes racistas del apartheid. Estos son algunos ejemplos de las cosas que cambiaron: El Acta de Reservation of Separate Amenities Act, que había reforzado el apartheid; El Acta de la tierra de los nativos, que hacía ilegal que los africanos de raza negra fueran dueños de tierra en áreas urbanas, The Group Areas Act, que segregaba a la gente por su raza y the Population Registration Act que asignaba a todos los residentes de Suráfrica a un grupo racial específico.
El paso de cambio iba tan rápido que muchos dentro de la comunidad Africana se cuestionaban que tan inteligentes eran las decisiones que estaba tomando de Klerk. Este último se vio atacado por el ala derecha para regresar al apartheid. Sin embargo para muchos críticos del apartheid, el paso de las decisiones no fue lo suficientemente rápido. Querían que el apartheid desapareciera del todo, no solo reformado. Una vez que los Africanos de raza negra fueron aceptados como ciudadanos, la pregunta de de Klerk y sus aliados fue si podían ser incorporados al país de alguna forma sin darles los mismos derechos. La respuesta fue “no”.
Con esta decisión, de 1991 en adelante, muchos negociadores del gobierno, se reunían regularmente con representantes de otros grupos políticos para discutir formas en las que algún tipo de democracia se pudiera alcanzar y acabar con el apartheid.  Todos los involucrados llamaron a este fórum, la Convention for a Democratic South África, CODESA por sus siglas en inglés.
Las negociaciones no eran fáciles, en parte porque cada grupo participante traía un pasado diferente y demandas diferentes a la mesa de negociaciones.  Por ejemplo en 1990, una comisión oficial de investigación  encontró evidencia de que el gobierno de Klerk se había hecho el ciego ante los escuadrones de la muerte clandestinos y se encontró que fueron responsables  de los asesinatos de muchos oponentes del apartheid.
Asimismo, los enfrentamientos armados del Congreso Africano Nacional se mantuvieron en la memoria del pueblo durante las negociaciones. El líder del Congreso, Nelson Mandela, causo pánico entre negociantes de raza blanca con la necesidad de nacionalización de varias compañías y para la redistribución de la riqueza de las víctimas del apartheid. Sin embargo, había más cosas en común que diferencias en la negociación. De Klerk, Mandela y sus respectivos aliados estaban unidos en la creencia de que violencia continua solamente lograría destruir toda esperanza de recuperación económica. Esta recuperación era vital para poder llegar a la paz y la prosperidad. También los unía la creencia de que no había alternativa para un arreglo negociado.
Primeras elecciones democráticas de Suráfrica

Las elecciones de Abril en 1994, fueron vistas por la mayoría de los participantes de la negociación como todo un éxito. Varios partidos, habían amenazado con boicotear las elecciones. Al final no hubo grupo significante que no decidiera participar en las elecciones. La votación duró cuatro días para permitir solucionar problemas burocráticos y logísticos. Al final fueron llevadas a cabo de una manera pacífica y las quejas por interferencias del derecho a que alguien votara fueron mínimas.
Ningún partido político obtuvo lo que quiso. El Congreso Africano Nacional obtuvo un 62.6% de los votos, sin embargo no obtuvo la mayoría necesaria para cambiar unilateralmente la constitución provisional. Consecuentemente se vieron obligados a trabajar con otros partidos para darle forma a una constitución permanente. El Partido Nacional, como era de esperarse, no lideraba más el gobierno. Sin embargo, quedó de segundo lugar en las votaciones con un 20.4%.
El 9 de Mayo de 1994, Nelson Mandela fue escogido unánimemente como presidente por la Asamblea Nacional. El sucesor de Mandela,  F.W. de Klerk nombró deputy presidents. Suráfrica al fin había hecho una transición pacífica pasando de apartheid a una república democrática.



Nelson Rolihlahla Mandela: nacido como Rolihlahla Dalibhunga Mandela.
Nacimiento: Mvezo, Umtata, Provincia del Cabo Oriental, 18 de Julio de 1918.
Duración del mandato: Presidente de la República del 10 de Mayo de 1994 - 16 de Junio de 1999.
Partido político: ANC (Congreso Nacional Africano 1944).
Ideología: era un socialismo africano (nacionalista, antirracista y antiimperialista).
En 1943, en el apogeo de la Segunda Guerra Mundial, en la que Sudáfrica combatía del lado del Reino Unido y los aliados bajo el liderazgo del mariscal y primer ministro Jan Smuts, Mandela se unió al Congreso Nacional Africano en 1944 (ANC), organización abanderada del nacionalismo negro fundada en 1912 y cuyo liderazgo ostentaban en ese momento Alfred Bitini Xuma y James Calata. En el ANC Mandela inició un íntimo vínculo con Walter Sisulu, un paisano de Transkei que se ganaba la vida como agente inmobiliario.

 En 1949, al año de producirse la victoria electoral del Partido Nacional (NP) y el inicio formal por la minoría blanca de estirpe afrikáner del sistema de segregación racial o apartheid, el Comité Ejecutivo Nacional (NEC) del ANC, con James Moroka de presidente y Sisulu de secretario general, aceptó un Programa de Acción, conforme a las tesis de la ANCYL, que fue elaborado y supervisado en su aplicación por un subcomité de seis miembros entre los que figuraba Mandela.

Antes de terminar ese año, nada más recobrar la libertad, Mandela se reunió con Tambo, que en 1955 iba a suceder a Sisulu en la Secretaría General del partido y tres años después a Mandela en la Vicepresidencia, y juntos consiguieron abrir en Johannesburgo un despacho de abogados, el primero del país regentado con licencia por juristas negros, labor que fue constantemente hostigada por las autoridades hasta el cierre del bufete en 1956. En los años siguientes, Mandela siguió participando en las campañas contra las leyes discriminatorias de la mayoría negra y prestando asistencia legal a activistas con problemas con la justicia.

Nelson Mandela se convirtió en un símbolo de la lucha contra el apartheid dentro y fuera del país, una figura  legendaria  que  representaba  la  falta  de  libertad  de  todos  los  negros sudafricanos. 
En 1984 el gobierno intentó acabar con tan incómodo mito. Frederik De Klerk, presidente de la República por el Partido Nacional, hubo de ceder ante la evidencia y abrir el camino para desmontar la segregación racial,  liberando a Mandela en 1990 y convirtiéndole en su principal  interlocutor para negociar el proceso de democratización.



Empieza, de este modo, un diálogo entre los grupos blancos aferrados al poder y el Congreso Nacional Africano. Esto deriva en una serie de concesiones de ambas partes. Los primeros ceden el dominio político del país; los segundos, la verdadera libertad de la población negra. El hecho histórico en el que se apoya esta idea, es la creación de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación en 1995, presidida por el antiguo militante de la resistencia negra, el arzobispo Desmond Tutu. El fin de dicho organismo es examinar los años del régimen segregacionista, con el fin de condenar las atrocidades cometidas. De este modo se promueve una política de unidad y reconciliación nacional, como olvidando todos los años de opresión. Por este motivo la Comisión fue una fuente de controversia importante.

Se cometieron miles de atrocidades y violaciones a los derechos humanos durante el apartheid, así como durante el periodo de transición.  Luego de la fundación del nuevo Estado, no se tenía un panorama claro de la nueva estructura económica, social y política del país.
La violencia, tanto política como criminal, continúa como una plaga en el país. No se ha logrado eliminar la corrupción ni los prejuicios raciales.  Un estudio de las Naciones Unidas recintemente dijo: “Esta es oficialmente una de las sociedades más desiguales de la tierra”. Suráfrica se encuentra también entre las sociedades más violentas fuera de zonas de Guerra con 18, 000 homicidios al año. La delincuencia alcanzó números aterradores: 52 asesinatos por día, la cifra más alta del mundo; una violación cada media hora y un auto robado cada hora y media. Estos índices muestran que la condición actual de inseguridad social de Sudáfrica es más que preocupante, y debe ser entendida como el resultado de la política opresora del apartheid, que excluyó social, económica y políticamente a la población negra creando una situación de cólera social que se refleja en las estadísticas anteriores.
Hay varios puntos importantes fuera: cómo subsanar la brecha educativa, la brecha económica, la brecha de oportunidades para el futuro? 
Con respecto a las condiciones de vida mínima o básica, todo sigue como ocurría durante el apartheid. Los carteles de "sólo blancos" han sido retirados de los lugares públicos; y los negros, en teoría, pueden asistir a los lugares que anteriormente eran exclusivos de los blancos. Pero, en realidad, la población negra sigue viviendo en los guetos, donde siguen las malas condiciones de vida; sin luz, agua, alcantarillado y un servicio de limpieza y recolección de residuos apropiados. La propagación de enfermedades tales como el sida, sigue creciendo amenazando en bajar la esperanza de vida de 60 a 40 años para el 2020.




Por otro lado, la escasa formación educativa hace que la población negra siga mal cualificada para enfrentar el mercado laboral, fenómeno que no ha cambiado. Pero lo importante es que, de este modo, se la sigue concibiendo como mano de obra barata. Así, actúa como motor de la economía surafricana, simplemente por ser la fuerza de trabajo a la cual se la puede seguir explotando a muy bajo costo. Y es por esta causa que todo sigue igual y nadie se preocupa porque los negros vivan en buenas condiciones.

Se tienen heridas en este pueblo que se arrastran desde hace tanto tiempo que no sanan, sino que se hacen cada vez más grandes.  Hasta que exista un plan de gobierno donde realmente se vele por la superación de las clases marginales y la igualdad en todos los sentidos, Suráfrica seguirá siendo una nación dividida.





A lo escrito anteriormente se le agrega la opinión de dos profesionales valiosísimos Manuel Barahona Montero y Patricia Navarro Molina destacados en Sociología y Derechos Humanos respectivamente. A ambos se les hizo las siguientes preguntas:

1. Defina en sus propias palabras lo que son derechos humanos.
2. ¿Por qué cree usted que los seres humanos tienden a rechazarse unos a los otros?
3. ¿Usted cree que el mundo actualmente está viviendo un apartheid?
4. ¿Qué soluciones propondría usted aquí en Costa Rica para que la discriminación se disminuyera?
5. ¿Existe evidencia de que hay naciones más discriminatorias que otras?
6. ¿Sería una utopía pensar que la discriminación podría acabar algún día?

A lo que el Dr. Barahona respondió:

1-    Son derechos inherentes a las personas por el sólo hecho de ser personas. La doctrina de los derechos humanos señala que éstos son interrelacionados, interdependientes e indivisibles y deben consagrarse, para su plena realización, en instrumentos jurídicos y de segundo orden.

2-     Alternativamente a este enfoque del rechazo, me parece que lo pertiente es considerar que el conflicto siempre está latente en el tejido social. En la interacción social se presentan elementos tanto de atracción como de repusión, por lo que la hipótesis del rechazo como lo primario no me parece de recibo.

3-     La muerte de Mandela nos recuerda que la lucha contra la discriminación es reciente y que tiene vigencia plena. Muchas naciones han adoptado marcos jurídicos amplios que en el papel bloquean el racismo y la discriminación, pero en la cultura siguen anclados muchos anti-valores alimentados por esos marcos. La xenefobia y el trato a las poblaciones inmigrantes dice de la extensión de estos fenómenos.

4-    Consolidar nuestro marco jurídico es una tarea esencial, pero más adoptar cambios culturales en el sentido de la plena aceptación de la diversidad que nos caracteriza. En ello profundiza el II Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD, obra en la que me tocó participar como investigador y cuya lectura recomiendo.


5-     Lamentablemente este es un hecho. Sur África se mantuvo por años a la cabeza por tener ello como régimen. Con Mandela se rompe ciertamente en lo jurídico con el apartheid pero aún asomas atisbos de ello en la vida cotidiana. Por su parte, las sociedades nórdicas dan muestras de alto desarrollo humano y sensibilidad social dignas de aplaudir y seguir.

6-     El 8 de diciembre de 1981 muere asesinado John Lennon. Un hombre que con Imagine resume en términos sencillos una serie de aspiraciones hermosas: una hermandad de hombres y mujeres viviendo, sin fronteras, en paz.









Imagine there's no heaven
It's easy if you try
No hell below us
Above us only sky
Imagine all the people
Living for today...
Imagine there's no countries
It isn't hard to do
Nothing to kill or die for
And no religion too
Imagine all the people
Living life in peace...
You may say I'm a dreamer
But I'm not the only one
I hope someday you'll join us
And the world will be as one
Imagine no possessions
I wonder if you can
No need for greed or hunger
A brotherhood of man
Imagine all the people
Sharing all the world...
You may say I'm a dreamer
But I'm not the only one
I hope someday you'll join us
And the world will live as one
Lennon mismo decía que la gente diría que esto es propio de un soñador pero a renglón seguido dice que no el único. En la medida que muchos sigamos manteniendo ese sueño pienso que será posible poner fin a prácticas antiquísimas pero nocivas para la convivencia como la discriminación, el racismo, la violencia doméstica y otras tantas… Es el contrato social de Rousseau opuesto a la guerra entre los hombres de inspiración hobbsiana.











Sobre el entrevistado

Dr. Manuel Barahona Montero
Sociólogo
Catedrático de la Una y consultor en temas de desarrollo y política social
Heredia

A las preguntas escritas líneas atrás, M.Sc. Navarro contestó:

1. Los Derechos Humanos pueden entenderse como una serie de exigencias y pretensiones éticas, jurídicas y políticas en las que lo fundamental es la protección de la dignidad de todo ser humano, frente a formas de poder social que la niegan, la afectan o la ponen en riesgo.

2. No creo que se los DDHH se rechacen unos a otros, sino, por el contrario, se complementan. Para entenderlos,es necesario entender su evolución histórica.

3. No lo creo, pues ese término tiene un contexto histórico, geográfico y de aplicación, muy distinto a lo que sucede ahora con las forma de discriminación.

4. No es sencillo responder esta pregunta, pues habría que estudiar cada una de estas formas de discriminación.

5. Existen estudios que se han realizado en todo el mundo, entre ellos World Values Survey, Fondo de Población de las Naciones Unidas, OIT -discriminación laboral-, 

6. Posiblemente sea una utopía, pero al ser un anhelo que puede mantenerse en la mente, en la conciencia y en el pensamiento de los seres humanos, sería un ideal a alcanzar sobre el que cada día podríamos trabajar. Eso sin duda nos haría mejore seres humanos.










Sobre la entrevistada

M.Sc. Patricia Navarro Molina
Comunicadora Social con especialidad en Derechos Humanos y Educación para la Paz
San Pedro







Para concluir, un video muy inspirador llamado ¨Lo que aprendí de Nelson Mandela¨ http://www.ted.com/talks/boyd_varty_what_i_learned_from_nelson_mandela.html?utm_source=newsletter_daily&utm_campaign=daily&utm_medium=email&utm_content=button__2013-12-09. Mandela murió el 5 de diciembre del 2013, donde terminó su larga caminata y lucha por la libertad. Uno de sus lemas era “Ubuntu”: Yo soy por usted”. En otras palabras, las personas no son personas sin las demás. Se dice que en Suráfrica las personas experimentan la espiritualidad grupal compartiendo con los demás. Compartiendo comida, refugio, calor, experiencias, entre otros, nos hace mejores personas. Esta era una enseñanza de Mandela. ¿Cree usted que se está cumpliendo su enseñanza hoy día? Lo que sí es cierto es que el legado de Mandela vive y seguirá viviendo por el resto de la eternidad. 


Bibliografía

·      http://www.youtube.com/watch?v=FWSPBmU_qQE








Escrito por:

Alexanda María Carmona Zamora